sábado, 24 de abril de 2010

A té



Nunca he sido buena para las despedidas. Igual no estoy segura si ésto sea un adiós. La verdad es que no estoy segura de nada. Hace cinco días eras mi mundo, y todo lo que ese sustantivo puede significar. Hoy, aunque no sé ni cómo dirigirme a tí, tengo tantas cosas que decirte.

No pensé que podía albergar dos sentimientos tan opuestos. Como bien sabes, las emociones no desaparecen de un día a otro, menos aún después de tanto tiempo. Extraño las conversaciones, extraño que me conozcas como ninguno de mis amigos lo hace. Te extraño.

Y reconocer eso me da miedo. Siento temor de tí, de lo que has sido capaz de hacer. Ahora ni sé si me conozco, creo que sí, al menos eso espero. El dolor no está solo, es acompañado por esa sensación de infinitez. Nada es suficiente. Contigo, hace unas noches atrás, cualquier detalle bastaba.

Parezco uno de esos cuentos en los que el protagonista perdió el rumbo. Y cargo el corazón arrugado, un tanto débil y cansado de tanto agetreo. La cara está tranquila, ha sido humectada continuamente. Me he mantenido hidratada en todos los sentidos, aunque no te hubiese gustado verme así.

Antes de acostarme rezo para que mi alma siga conmigo. Agradezco los amigos que tengo, agradezco que me quieran. Minuto a minuto lo recuerdo todo y allí está esa herida abierta, sin puntos, sin dosis alguna de anestesia.

Mi asombro me despierta todas las mañanas, si a eso se le puede llamar despertar. No sé si despierto, porque no logro dormir. Y sí, necesito terapia. Sonará algo atrevido de mi parte, pero tu también la necesitas. 

Lo más increíble es que tengo que agradecerte, aunque justo ahora no te merezcas mi agradecimiento. Pero como sabrás, no puedo cambiarme el carácter. Trataré de seguir siendo la misma. Gracias porque me hiciste creer que todo era posible, me convenciste de ello. Gracias por haber sido inspirador, las baterías inagotables para seguir haciéndolo todo lo mejor que pudiera.

Nada me asegura que lo que tu sentiste fue cierto, es difícil pescar algo en un mar de mentiras. Con todo y eso, tu ganaste. Por primera vez en mi vida admito algo, porque es cierto. Quédate con esos detalles pequeños que hicieron la diferencia. Quédate con lo que solía ser y no sé si pueda volver a ser ahora. Quédatelo, te lo regalo.

Y bailaré vido, bailaré porque así soy yo. Sonreiré porque lo merezco. Porque sí, aunque en este apagón no vea nada claro, sé que lograré lo que quiera. En parte lo haré para no desilusionarte, y también para demostrármelo a mí misma. No me veo con nadie, quizás esa será mi suerte. Al menos gracias por hacerme saber que quizá si hubiese habido chance.

Fuimos más. No borraré los recuerdos, porque a pesar de todo son demasiado bonitos como para condenarlos a la nada. Lloraré más, lo sé. Y seré aún mejor persona, porque mis intenciones son buenas, siempre lo han sido. 

No quiero reducir todo a sólo palabras, a sólo una carta de una página. Pero éste es un regalo para mí, para la historia, para lo grande y lo bonito. No lo olvidaré, no pienso cambiarlo.

Andreina

martes, 20 de abril de 2010

Je t'aime

Reset. Es la única manera de comenzar en blanco, diciendo las cosas de a poquito. Tantas agendas, tantas ilusiones, tantos nombres que pasaron y se quedaron en las páginas. Recuerdos, enamoramientos y abundantes desilusiones, como el caudal de los ríos en estos tiempos de lluvia.

Hoy, en un martes que todavía lunes, un martes que ya quiere ser miércoles, tengo para regalar agradecimiento. Sí, soy afortunada. Lo he sido desde hace mucho, pero entre las falsas ocupaciones no me había detenido a dar gracias.

Siguen los pensamientos acelerados, siguen allí las imágenes de mi propio film. Te pienso, y no ha terminado ese segundo cuando vuelvo a recordarte. Agradezco que siguen estando las expectativas, que siguen sumándose más y más pulsaciones a lo que tu significas.

Quería hacerlo más largo, pero no hay manera de que las palabras lleguen a ese nivel. Tal vez sea trillado, pero no pensé que el sabor de esas palabras fuera tan excesivamente dulce, y a la vez saludable: TE AMO.

Mi manchi


I'm always missing you.