martes, 31 de marzo de 2009

Aquél día, este día, todos mis días...


Las puntadas en la frente me impedían seguir pensando. “Racional” y “Equilibrio”, dos palabras que continuaban atormentándome. Por más que las repitiera mentalmente, no lograba que se parecieran a mí. Iba sintiendo cómo mi imagen era el mejor antónimo para ambas expresiones.

Pero aquél día, unos números atrás en el calendario, desperté distinta. La tez blanca se contentó con los brochazos de colorete. Disimuladamente, todo adquirió armonía. Los pómulos eran para ese momento rosados y la alegría en mi sonrisa no se borraría ni con el transcurso de las horas.

Eso pensé ese día, cuando entre la brisa que acariciaba mis cabellos se me olvidó recordarte. Me alegró que por unos segundos se hubiese borrado su imagen, luego apareció nuevamente (era de esperarse), pero pude ver todo desde otro ángulo, como quien dice, “más fríamente”.

¿Creerle o no creerle? He allí mi gran dilema. Así fui deshojando la margarita hasta que de tantas dudas la dejé sin pétalos. Pero, ¿por qué dudar de esta realidad? A fin de cuentas ¿Qué es real? Somos nosotros quienes le conferimos sentido a las cosas, porque vivimos en el parapeto de un mundo absurdo.

Él es real, si saben de quien les hablo. Sus caricias frías siempre recorren progresivamente mi rostro y el de muchas otras. No me molesto en detenerle porque no quiero hacerle enojar. Los escalofríos se producen en honor a su nombre. Es el viento, que esparce las memorias entre los rincones.

Es el viento que se lleva su imagen y vuelve a golpearme con un recuerdo aún más vivo. Es el viento quien sabe cuándo le olvido y cuándo le pienso. Es el viento el que siente lo que yo padezco.

lunes, 16 de marzo de 2009

Se busca


¿Qué decir? ¿Qué NO hacer? ¿Cómo dejar pasar? ¿Cómo volver a ser lo que un día se fue? ¿Cómo comprender? Esos son los martirios por encima de todas las dudas que se encargan de inquietarme. Preguntas que se empeñan en tener respuestas, pero terminan siendo incomprendidas y desahuciadas. Luchan por no ser olvidadas y en su empeño logran aferrarse a mi mente, que trabaja más de lo que puede para seguir con las mismas interrogantes.

La inestabilidad es mi compañera de cuarto, es a ella a quien me aferro mientras emprendo el camino buscándome. Son tantas las flechas que quieren indicarme a dónde ir, que me confundo de ruta. Tantas las desviaciones que me he alejado de lo que soy.

Busco pistas que me ayuden a recuperar mi esencia, pero creo que no dejé ningún rastro porque sigo sin encontrar las señales que necesito. Termino por ser una de esas almas que deambulan con pasos que avanzan y retroceden. Todavía atrapo las miradas perdidas y las pego a mi vestido, para recordarme que ya dejé de ser vista o que tal vez, nunca me vieron.

La realidad pega tan duro que a veces es difícil sanar los moretones. Raspaduras que nos va haciendo el camino. Creo que el agua del río puede tener propiedades curativas, porque han sido tantas las caídas y aún no queda marca en mis rodillas.

Pegaré algunos volantes en las aceras y en los postes. Preguntaré a los vecinos si me han visto caminando con miradas perdidas de vestido. Agotaré todos los medios hasta que tú desistas y yo vuelva a ser quien era.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Puntos suspensivos


Punto, punto, punto. Con tantos significados. Pausas, respiros, descansos. Indican que permanezco detenida. Cuentan disimuladamente que da igual lo que digas o lo que hagas, da igual lo que sientas y lo que pienses. Sigo en parada. Movimiento cero, sin velocidad de aceleración.


Primavera: te pienso; Verano: te olvido entre el calor y las distracciones; Otoño: te recuerdo en las hojas naranjas que se despiden de los árboles; Invierno: te sueño, reapareces en medio del frío y el olor a canela, a hallaca, a regalos, a Navidad. Padezco el pasar de las estaciones: primavera, verano, otoño e invierno. Dejo que me lleven y me indiquen que empieza de nuevo el ciclo, el círculo vicioso de revivirlo todo, de volver a imaginar cómo sería.


Una vez allí, todo es "simple", categorizando un poco el sentido de la palabra. No creo que nada sea realmente sencillo, aunque allí soy solo el pétalo de la rosa que se deja disecar. Ese pedacito que no quiere despojarse del rojo escarlata que tiene la flor, pero se sabe vencido porque tampoco tiene fuerzas suficientes para pelear.


No sé si estoy marchita, no sé si estoy regenerándome, no sé si ya fui disecada. No sé si las espinas sean más dolorosas que la imagen de tí que aparece por destellos. Sé que me nubla la visión el brillo y la luz con la que te muestras. Sé que termino mareada, perdiendo el sentido, perdiendo la orientación.


Espinas, pétalos y rosas. Estaciones, situaciones o ilusiones. Primavera, verano, otoño e invierno. Un conjunto de ideas abstractas, pero no del todo separadas. Todo se reduce a un sólo símbolo repetido tres veces. Todo lo que se dice y no se dice está en los puntos suspensivos. Uno se apoya al otro, uno desmiente y afirma lo del anterior; uno aclara, el otro oscurece y el tercero se confunde.


El primero habla, el segundo escucha y el último padece. Gritan cosas, lloran y disfrutan la espera, se congelan con la añoranza, ríen el desespero y saborean al misterio. Secretean que el mañana será igual que hoy, por más que trates de cambiar el ayer.

viernes, 6 de marzo de 2009

¡Olvídate de mí!



Sin heridas, sin suturas, sin sufrimiento. Aunque las ilusiones cada quien las vive a su manera, es mejor hacernos oídos sordos ante esas palabras que van directo hacia adentro, nos marcan, nos atan el uno al otro.

¡Olvídate de mí! Es más fácil de esta manera. No quiero que vivas esta montaña rusa de emociones, donde la adrenalina dura unos pocos segundos y las caídas acrecientan el vacío en el estómago.

Porque no te imagino conmigo. Son mundos distintos, ritmos de vida opuestos. Es mejor que tú no seas afectado y todo quede así. No creas que para mí ha sido fácil, ya has marcado esta etapa, estos escritos, estas palabras.

Un amor imposible, de ese que me inspiró para escribir las cartas. Bloqueo mi mente pero la imagen tuya derriba las barreras y despierto sabiendo que en sueños volviste a aparecer. ¿Divertido? Sí. Es emocionante sentir algo así. Sacudo los pies para que caigan al piso todas las chispas que me decoran mi aura.

¡Olvídate de mí! Mejor hazlo tú primero, yo trataré de asimilar la idea con el tiempo. No me pienses, no me sueñes, no me recuerdes. Pasaré sin dejar rastro, dejando que tus memorias sean otras.

Gracias por hacerme saber que existía una posibilidad, gracias por hacerme vivir el papel de las protagonistas de las películas. Gracias por fijarte en mí en medio de una inmensidad de gente y de opciones.

Sólo te pido eso, que me olvides, aunque pensándolo bien rezo para que me recuerdes. Espero poder verte a la distancia y conformarme con ser una simple espectadora de tu sonrisa. Por todo lo bueno y lo malo, por todo lo que quiero, por todo lo que vales y valgo, por lo imposible, por lo verdadero, ¡olvídate de mí!

P.D.: Pensado en el poema de Alexander Pope: "¡Olvídate de mí!"

"Marta, detente tres segundos y escúchame por favor". Ella, terca e impaciente, seguía caminando de un lado a otro. Eso fue lo que le dijo mi amiga a su amiga Marta. Lo que les contaré es lo que le pasó a ella, la verdad es que yo no la conozco pero por las conversaciones que he tenido con mi amiga estoy enterada de su situación.

Espacios vacíos en una vida en la que el tiempo a veces no es suficiente para hacer todo lo que ella quiere. ¿Cómo podría ser ésto posible? Joven y talentosa, de esas personas que se rodean de gente. Es ella, todos saben su nombre, por todos es tratada.

Marta guarda en secreto su impotencia, la va digeriendo con tragos secos de agua a lo largo del día. Le digo a mi amiga que lo más probable es que en el agua diluya calmantes, ella responde que conoce a la chama y no sería capaz de vivir así. Entendí a qué se refería porque no era la primera vez que hablábamos de Marta.

Pasos decididos y orientados por una brújula que apunta en la dirección hacia el norte. Preocupaciones que alebrestan la marea y le complican el recorrido. Las oleadas de dolor las deposita en una alcancía, las va callando, las va guardando. Según ella, las ahorra para poder inventirlas en algo que ni entiendo. Lo que sí va despilfarrando son las miradas distantes, las regala a rostros desconocidos que se topan con ella en el asfalto. ¡Qué desperdicio!

La asfixia es su más fiel acompañante. Es de su respiración agitada de quien se despide todas las noches. "Hasta mañana", murmura, como esperando a escuchar alguna respuesta. Disimula que no le pegan los malos tratos, pero no puede esconder las lágrimas que se atiborran en sus ojos y los hacen parecer de un tono aún más claro.

'Indiferencia', palabra de clasificación grave que ni siquiera gesticula por temor a los efectos que pueda causarle pronunciar el término de cinco sílabas. Eso sí, le adornan con comentarios de esos que se refieren a su jovialidad, a su frescura, a que no le ha tocado aún, a que no es el indicado, a que seguro padece de algun problema de vista aquél que no se de cuenta de lo que ella siente.

Por eso es que la admiro. Porque dentro de su complejidad, Marta es muy sencilla. Me impresiona cómo disfruta la vida día a día. A pesar de que en silencio se regañe a sí misma y en más de una oportunidad al día, sus sonrisas no son ensayadas.

No he tenido la oportunidad de hablarle, pero si ustedes logran verla háganle llegar mi mensaje. Me da pena confesarle algo así a mi amiga, pero aunque no conozco a Marta, siento que ya la quiero. Eso es lo más importante que deberían decirle, no lo olviden. A fin de cuentas, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, ¿no?

lunes, 2 de marzo de 2009

¿Cuál de todos es el que es?


1:14 a.m: "EL INNOMBRABLE"

Que aparece cuando una lo que menos quiere es recordar. Porque hablar con él te regresa en el tiempo y revive momentos que alguna vez fueron espectaculares, pero que terminaron siendo motivo de burla hasta para mí misma.
Critico eso que fui, quizá porque nunca vuelva a ser igual. Después del shock, tu consciencia te impide regresar y recordarlo todo, es el miedo, es también una manera de cerrarse al dolor y olvidar.

Tiempos que se empeñan en regresar y por terquedad y orgullo, no estoy dispuesta a que eso vuelva a ocurrir.

12:32 p.m.: "EL NO SÉ".

Porque de él no sé nada. Todo es depende, todo está sujeto a condiciones. Todo es suponer y pretender que las cosas son de una manera. Pero ya es demasiado con escribir, aun no he logrado desarrollar dotes de vidente y espero no lograrlo porque no quiero que me digan qué depara el futuro para mí. Prefiero ir escribiéndolo yo misma.

Si él no sabe, yo tampoco. Es sentirse en el trampolín, sin seguridad para saltar, sin la confianza para atreverse. Viene y va, a veces se intensifica, otras veces es más como refugiarse cada quien en su propio refugio. No le entiendo y creo que él tampoco intenta intenderme.

Sé lo que quiero pero no creo que debería explicarle algo así. Esperaba o espero que él lo adivine, pero no lo hará. Porque los "peros" son los que más se repite en sus oraciones.

2:31 p.m.: "EL QUE NO DEBERÍA SER"

No es amor, tampoco sé si es obsesión. Es la ilusión de creer que pudiera ser posible. Es vivir atada a una esperanza, creyendo que las obras de teatro y las películas pueden ser vividas por protagonistas reales.

Es el que no conviene, el que no sé para qué apareció.El que sí tiene los detalles, el que sabe cómo decir las cosas. Con todo y eso, sería mejor no escucharle porque es caer en el embriagamiento una vez más. Ya le persigo, aunque él no lo sepa.

Mi mente intenta mediar entre "el demonio y el angel". Esa parte de mí que dice que debería creerle. La otra que me hace dudar, sobre todo porque a fin de cuentas él no está conmigo.

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Y así se me van las horas, los días, los pensamientos. Las sinapsis en las neuronas se han multiplicado porque no paro de descifrar. De analizar lo que me han dicho, lo que han callado y lo que quisiera que me dijeran.

Te veré caer


Soledad tristemente acompañada,
sigilosa vigilante de cada amarga desilusión.
Me despojas de los anhelos que fui cosechando con el tiempo,
Apagas mis ojos y te apoderas de la única gota de brillo esperanza.

No ganarás esta vez,
porque aunque seas mi más desgraciada amiga
te has burlado de mí,
apoderándote de la inmensa marea de dones que quería ofrecer.

No podrás conmigo,
Porque aunque me has despojado de mi armadura,
Aun puedo observarlo todo y guardar eso que ni yo misma conozco
Para aquél que con valentía y coraje se atreva a tomar el riesgo.

Floreceré, has estado ciega si no has visto cómo me iluminan los rayos de alegría.
Confío en que te veré pidiendo disculpas
y por ser benévola sé que te perdonaré.
Aunque sigas allí, sólo eres una sombra que se estremece y padece de su misma agonía.

¿Hasta cuándo?


Notas, pensamientos, reclamos que voy rasgando en el papel. La ira, el irracionalismo y la dureza son las tres cosas que he optado por aplicarme a mí misma. Una batalla no armada, en la que un lado quiere defenderme y el otro hundirme.

Pero es que sigo engañándome y llego a una sencilla conclusión después de que me tildaran de 'malcriada'. ¿De qué puede servir el amor basado en falsas ilusiones? Andreina, grábate esa pregunta para hacer las cosas más simples. Al fin y al cabo, sentir algo así es sinónimo de cuestionamientos y sufrimientos que a veces son imperceptibles como los sueños que olvidamos, pero que siguen allí en nuestro inconsciente.

No vale ya de nada ser ilusa, es más bien un recordatorio para que cada vez que saboree el toque amargo de la desilusión recuerde no volver a caer. Aún así, sigo cometiendo el mismo error una y otra vez. Todavía tengo el descaro de decirme que no ha sido una equivocación, si no un aprendizaje. No sé si quiera estar dispuesta a aprender así.

El cansancio y el sueño se me han ido pensando en cómo hacer para olvidarle, en cómo hacer para convencerme de que él es parte de un mundo de fantasías. Invierto mis energías en aceptar que es un intruso que intenta invadir mi realidad supuestamente 'tranquila' y 'manejable'. Pero lucho contra mi terquedad porque no lo acepto, porque aún no termino de aprender, porque aún se roba mis horas de descanso, porque aún pienso en él.