lunes, 25 de octubre de 2010

Confesiones disfrazadas para los masculinos



Hoy no quiero quedarme con las ganas de escribir. No pienso esperar a mañana, porque ya es hoy, en una madrugada que se apresura y no me espera. Detesto los estereotipos, pero no tengo otra manera de describirles a ustedes, los actores que han aparecido en escena de un tiempo para acá.

Tú, ¿cómo hago en este momento, cuando no quieres ni adelantar ni retroceder? ¿Le doy a pause? Ojalá y pudiese contestarme eso yo misma. Otra vez las millas, parecen una constante en mi vida. Si tan sólo pudiese borrar eso por un día, por unos cuantos días, por meses, supiera qué responder a mis propias preguntas. No diré más nada, por miedo a ser descubierta. El anonimato es más seguro.

El que me duele. Por herir ese orgullo que se sabe desarmado. Y sigues con esa pretensión de no querer mirar hacia los lados. No hay lentes de contacto que te corrijan eso. No quiero que te equivoques, y allí estás, queriendo convencerte de que esta será diferente. Basta de las conversas, basta de que entre tus ocupaciones me hagas creer que hay tiempo para mí. Amor-odio, rabia-alegría, prudencia-compulsividad, no sé qué haré con estas dicotomías que me provocas. 

(Suspiros) Ni hablar del que no desaparece, pero está a medias. Es una sombra, su silueta se muestra sólo en ocasiones. Y allí sigue, expectante. Aún me inquieta saber qué es lo que espera. Me enredo entre insinuaciones disfrazadas, que entran por debajito de la puerta para no ser tan obvias. 

No faltan los del pasado, los ocasionales. Que vienen de a raticos a recordarte lo que el viento casi se llevó, pero dejó revoloteando. Los contextuales, de esos que te consigues en un sitio y te desarman pero pretendes que todo está bajo la normalidad. Y luego dicen que somos nosotras. 

Advertencia: ser más específica podría causarme un ataque de vergüenza y negación de mis opiniones. Mejor resguardarse en la discreción, si es que se puede.

domingo, 19 de septiembre de 2010

"Quien teme no es perfecto en el amor"

Opté por callar y quedarme viendo las hojas de palma, sensibles a los efectos del viento. Se cumplían cinco meses desde mi último encuentro con la pluma y el papel. Aún te pienso, pero en lo más frondoso escondí mis recuerdos. 

Silencio, acompañante cálido que me ha dicho tanto. Viajes que se suman a mi botiquín personal. Escapes secuestradores del tiempo, responsables de un nuevo mañana. Adoro el hoy, la luz natural del cuarto menguante, la vida indetenible, el movimiento sin pausa que se observa aún en la tranquilidad.

La silueta de las montañas es merecedora del primer premio en un certamen. El cielo negro azulado busca coquetearle a mis aliadas montañas, que permanecen inmóviles, sabias a través del tiempo. Un latido, que se mezcla con el cantar sinfónico/acoplado de los grillos. Tantas ganas, tantos ejemplos.

Coraje apadrinado de esperanza y de un positivismo multicolor. Gracias por regalarme esta música, este danzar. Gracias.

sábado, 24 de abril de 2010

A té



Nunca he sido buena para las despedidas. Igual no estoy segura si ésto sea un adiós. La verdad es que no estoy segura de nada. Hace cinco días eras mi mundo, y todo lo que ese sustantivo puede significar. Hoy, aunque no sé ni cómo dirigirme a tí, tengo tantas cosas que decirte.

No pensé que podía albergar dos sentimientos tan opuestos. Como bien sabes, las emociones no desaparecen de un día a otro, menos aún después de tanto tiempo. Extraño las conversaciones, extraño que me conozcas como ninguno de mis amigos lo hace. Te extraño.

Y reconocer eso me da miedo. Siento temor de tí, de lo que has sido capaz de hacer. Ahora ni sé si me conozco, creo que sí, al menos eso espero. El dolor no está solo, es acompañado por esa sensación de infinitez. Nada es suficiente. Contigo, hace unas noches atrás, cualquier detalle bastaba.

Parezco uno de esos cuentos en los que el protagonista perdió el rumbo. Y cargo el corazón arrugado, un tanto débil y cansado de tanto agetreo. La cara está tranquila, ha sido humectada continuamente. Me he mantenido hidratada en todos los sentidos, aunque no te hubiese gustado verme así.

Antes de acostarme rezo para que mi alma siga conmigo. Agradezco los amigos que tengo, agradezco que me quieran. Minuto a minuto lo recuerdo todo y allí está esa herida abierta, sin puntos, sin dosis alguna de anestesia.

Mi asombro me despierta todas las mañanas, si a eso se le puede llamar despertar. No sé si despierto, porque no logro dormir. Y sí, necesito terapia. Sonará algo atrevido de mi parte, pero tu también la necesitas. 

Lo más increíble es que tengo que agradecerte, aunque justo ahora no te merezcas mi agradecimiento. Pero como sabrás, no puedo cambiarme el carácter. Trataré de seguir siendo la misma. Gracias porque me hiciste creer que todo era posible, me convenciste de ello. Gracias por haber sido inspirador, las baterías inagotables para seguir haciéndolo todo lo mejor que pudiera.

Nada me asegura que lo que tu sentiste fue cierto, es difícil pescar algo en un mar de mentiras. Con todo y eso, tu ganaste. Por primera vez en mi vida admito algo, porque es cierto. Quédate con esos detalles pequeños que hicieron la diferencia. Quédate con lo que solía ser y no sé si pueda volver a ser ahora. Quédatelo, te lo regalo.

Y bailaré vido, bailaré porque así soy yo. Sonreiré porque lo merezco. Porque sí, aunque en este apagón no vea nada claro, sé que lograré lo que quiera. En parte lo haré para no desilusionarte, y también para demostrármelo a mí misma. No me veo con nadie, quizás esa será mi suerte. Al menos gracias por hacerme saber que quizá si hubiese habido chance.

Fuimos más. No borraré los recuerdos, porque a pesar de todo son demasiado bonitos como para condenarlos a la nada. Lloraré más, lo sé. Y seré aún mejor persona, porque mis intenciones son buenas, siempre lo han sido. 

No quiero reducir todo a sólo palabras, a sólo una carta de una página. Pero éste es un regalo para mí, para la historia, para lo grande y lo bonito. No lo olvidaré, no pienso cambiarlo.

Andreina

martes, 20 de abril de 2010

Je t'aime

Reset. Es la única manera de comenzar en blanco, diciendo las cosas de a poquito. Tantas agendas, tantas ilusiones, tantos nombres que pasaron y se quedaron en las páginas. Recuerdos, enamoramientos y abundantes desilusiones, como el caudal de los ríos en estos tiempos de lluvia.

Hoy, en un martes que todavía lunes, un martes que ya quiere ser miércoles, tengo para regalar agradecimiento. Sí, soy afortunada. Lo he sido desde hace mucho, pero entre las falsas ocupaciones no me había detenido a dar gracias.

Siguen los pensamientos acelerados, siguen allí las imágenes de mi propio film. Te pienso, y no ha terminado ese segundo cuando vuelvo a recordarte. Agradezco que siguen estando las expectativas, que siguen sumándose más y más pulsaciones a lo que tu significas.

Quería hacerlo más largo, pero no hay manera de que las palabras lleguen a ese nivel. Tal vez sea trillado, pero no pensé que el sabor de esas palabras fuera tan excesivamente dulce, y a la vez saludable: TE AMO.

Mi manchi


I'm always missing you.

lunes, 29 de marzo de 2010

Dos realidades


Mundos opuestos, paralelos, y aún así, ambos reales. No puedo evitar confundirme. Días de reflexión sobre lo que tengo. Mis quejas son absurdas cuando compartes con personas que ni salud tienen. Lo más increíble es que todavía agradecen los favores de Dios. Entrego los pocas pastillitas de esperanza que me quedan. Les regalo sonrisas genuinas.

Y por dentro espero, espero que aparezca. Y a pesar de estar distraída, siento la lentitud del tiempo. Porque con él es con quien quiero compartir lo que estoy haciendo. Y esas ganas se ven ahorcadas.

Situaciones en las que no somos culpables. No quiero asfixiarlo, sobre todo con tanto aire contaminado para respirar. No sé hasta dónde puede llegar mi comprensión. No sé por qué me molesta tanto. No sé qué es lo que me molesta.

Tristeza que tiene marca de calidad desde su nacimiento. Es de esas tristezas resteadas, instaladas en ese sitio del que no piensan salir. Desilusión, ya el tiempo y la atención no son iguales. No sé. Sí sé. No quiero saber.

domingo, 28 de marzo de 2010

Time traveler


Viajero en el tiempo, si pudieses volver a los instantes recordados en el pasado, ¿qué harías? Seguramente cambiarías algo. Y si por cosas de la vida no tuvieses la capacidad de modificar el curso de las cosas, ¿a qué momento exacto retrocederías para refrescar los pensamientos olvidados?

Si yo pudiese, haría que los minutos tuviesen más segundos. Eso garantizaría que no quede en ese estado, el de ‘sólo querer hablar contigo’. Viajaría a otras situaciones para saber cómo reaccioné y compararía los impulsos y decisiones drásticas con el detenimiento actual.

Al reflexionar sobre la condición de uno y las relaciones interpersonales, reafirmo mi personalidad egoísta. Si pienso y luego actúo, me condeno a ser inconforme. Es cierto, nunca he llegado a sentir que es suficiente con algo. Mis barreras no son medibles en centímetros, ni cuadrados ni cúbicos.

Hoy agradezco las horas que confundo con segundos, no rinden cuando quiero hablarte. Hoy, al igual que ayer, vivo extrañándote. No reclamo, no eres responsable. Si pensara con la mente en frío y alejara -voluntariamente- al corazón, quizás no me hicieras tanta falta.

Estamos claros, ya sabemos que no sirvo para hacerme la distraída. No funcionan las ocupaciones, nada cambia. No te exijo, no me siento con la moral para hacerlo. No te pido más, porque en esa pausa mental que hago sé que estás dando todo lo que puedes.

Y sí, de a momentos quiero alejarme a estar sola. Estando yo, no tengo que tomar decisiones, no tengo que estudiar las variables de la ecuación. Sí, a veces me provoca no hablarte. Al callarme, el vacío se traga las palabras y tu no te enteras de las batallas internas que patrocino.

No puedo viajar en el tiempo. Quisiera ser la que espera a que retornes de tu aventura en el pasado. Pero este instante es presente y no sirve de nada querer revivir el pasado, ya pasó y yo sigo en las mismas. Más allá de los planes temporales, más allá de las aspiraciones fantasiosas, más allá de todo, no sé qué hacer conmigo. No sé qué hacer con esto, con lo que siento, contigo.

lunes, 8 de marzo de 2010

I believe in miracles


La primera clase que te enseñan cuando aprendes un idioma es sumamente importante. Te explican cómo presentarte, cómo decir quién eres y de donde vienes. En este momento me gustaría decir: "Mucho gusto. Soy feliz".

Sé que la felicidad son instantes que vivimos de tiempo limitado, porque el polvo mágico siempre ha sido escazo y más ahora con tanto ahorro y racionamiento. Lo admito, me encanta ser feliz. Quizás he allí lo maravilloso de ese estado, que es corto y lleno de intensidad.

Y por las venas corre tranquilidad, la sensación de que todo existe para que cada día me impresione de las cosas ya vistas. Y agradezco, porque en esta vida hay que saber agradecer. Agradezco que los minutos pasen y que cada uno de ellos sea distinto al anterior. Son casi iguales, pero los segundos contigo se me hacen todos diferentes.

Gracias por los regalos pequeños. Por las frases que con sólo dos palabras me cambian el día. Gracias por las oportunidades. Incluso gracias por las peleas, porque sin ellas, no podría sentir tanta dicha.

Porque la vida es bella. Porque amo escuchar canciones y sentir que las escribieron pensando en nosotros. Porque disfruto sentarme a soñar con los pies en el suelo. Es exquisito. Es empalagoso. Es amor. No creía que los milagros le ocurriesen a cualquier persona, pero le pasó a la amiga de una amiga y ahora más que nunca estoy segura de que los regalos celestiales existen.

sábado, 27 de febrero de 2010

Be happy my love

Siento la taquicardia pero el corazón no esta en mi pecho. Creo que decidió escaparse y por eso es que el nudo en mi garganta es tan grueso. Y así como el, yo también quiero huir. Quiero guardarme en cada bolsillo las ganas de llorar. Me persiguen y termino por rendirme ante ellas.

No calculo magnitudes, no estimo dimensiones. Lo que siento es grande, la mayoría de las veces inentendible para muchos. Por eso es que duele tanto irse a dormir sabiendo que en este momento el sigue pensando. Y ese vació interno que vuelve a aparecer, no se de donde viene, pero el aire circula facilmente por ese espacio hueco.

Es tan real, tan tangible para mi. Me voy reduciendo a pensar una y otra vez, a maquinar que puedo hacer para que todo mejore. Y me siento tan insignificante, tan incapaz de regalarle todo lo que se merece y mas.

Tan despierta, con esas ganas inmensas de seguir hablándole. De reírme de lo que dice, de que se burle de mi. No me canso de extrañarle. No me canso de pensarle. Pero hoy, hoy el esta triste y mi preocupación no es suficiente.

Se que no puedo prometerle lo imposible, pero quiero prometerle sonrisas gratuitas. Alegrías sin motivo alguno.. Detalles y mas detalles de los que ya ha habido. Quiero sobre todo, y mas que nada, que sea feliz. Quiero que vivas feliz, feliz conmigo.