martes, 24 de mayo de 2016

Cheers! A tú salud



Por las palabras no dichas. Por las confidencias que sobraron. Sobre todo si esperaba que mantuvieses el misterio. Por las líneas de esos libros de poesía del colegio, pareciese que nunca tuvieron más sentido.

Por el clima frío, que se ha hecho mi único testigo. Lo inalcanzable nunca había sido tan entretenido.

Y así, sola, te sonrío. Como si hiciese sentido que tu recuerdo me provoque risas discretas, de esas propias de las señoritas.

Interesante, con todas sus cinco sílabas. Así eres. En la familia de palabras también entran imposible y desgraciado. No es coincidencia que todas sean polisílabas.

Aunque quiera llevarte la contraria, me arrebataste hace rato las noches madrugadas.

Por ti. Por lo intrigante y emocionante de un disparate que no ha tenido un comienzo propio ni se le ha marcado un fin preciso. Al menos, no todavía. Por alegrías momentáneas, por horas que se acortan en el día. Por esos instantes insuficientes en los que apareciste y también por todos aquellos en los que casi te extrañé. Así como ahora.

¡Salud!

domingo, 8 de mayo de 2016

Buenos días grises



Hacer caso omiso a mi instinto trajo sus consecuencias. Sufro de insomnio. Y sería perfecto si pudiese reducir la patología a eso y que me recetaran una cura de sueño.

Me cansé y hoy abandono los auto reproches. Me cansé de repetirme que es mejor no quererte. No te quiero y ya. Quiero usarte como inspiración para estrenarme en kick boxing. Quiero darte las gracias porque nunca sentí el desagrado a estos niveles. Quiero tacharte. Quiero descontarte los minutos que te dediqué. Quiero cobrarte mis sonrisas auténticas. Quiero que me devuelvas mi calma. Quiero que dejes de ser testimonio andante de que me equivoqué.

Bravo porque lograste que experimentase el desprecio en un grado que era hasta ayer desconocido para mí. Te felicito. Abriste mis ojos y guiaste el aterrizaje de emergencia, algo accidentado pero firme en tierra.

Ya sé que amarraré las ilusiones. Que dejaré de creer en las miradas disfrazadas, de todos los que dicen ser sinceros.

No hay terreno para expectativas. No hay espacio para supuestos. La vida es hoy. Y en el presente, ya no existes. Honores a quien logró que ignorase las advertencias de mi sexto sentido. 

Ganaste. Abandono la competencia, más sorprendida y desgastada que antes. Gracias por el viaje turbulento. Buenos días grises, se saborean agrios y se sienten más fríos.

domingo, 1 de mayo de 2016

Recuerdo fugaz de una mañana de otoño




Asomo una mano para sacarme la duda de si podré caminar sin sentir que se me congelan los dedos. Dentro de la chaqueta, siento que aún la muñeca no se decide de si aventurarse o no al vacío. Después de todo, el motivo del desafío sería sólo desbloquear la pantalla del teléfono y revisar las últimas notificaciones.

Y en esa batalla de microsegundos, mi cerebro interviene para dibujar mentalmente la palabra “masoquista”. Bajo la mirada, reviso mis pasos de los pies cubiertos por las botas. La brisa constante que golpea suavemente mi cara me confirma que tal vez el otoño cedió y dejó que ganase el invierno. El frío que se va adueñando silenciosamente, y que susurra un poco más alto en las noches.

Mientras ando, intento encontrar otros rostros y adivinar sus pensamientos pero los ojos se muestran cabizbajos. Deciden no ser delatores de sus dueños. Me pierdo en los pensamientos del futuro breve y en el deseo de estar en mi cama sólo tomando te. Tomando te. O tomándote. Cualquiera de ambos sería el perfecto acompañante de esta melancolía que ha sido la mayor víctima del cambio de estación. Te recuerdo como quien merece ser recordado, y eso me reclamo durante esos instantes estirados. 

Pausa. Ordeno que se detengan los pensamientos. Decido que ya perdí suficiente tiempo enfrentando mis manos con las señales cerebrales. Sucumbo ante la curiosidad. Oprimo la tecla del medio del aparato que se ha convertido en mi mejor amigo. 
Se disipa la mínima esperanza que apenas mantenía. Sin novedad. Sin actividad reciente. Sin mensajes.

Retumba un “te lo dije” interior. Apuro los pasos. Respiro hondo.
Así comienza otra mañana típica de invierno otoñal. Buenos días.