Hacer caso omiso a mi instinto trajo sus consecuencias.
Sufro de insomnio. Y sería perfecto si pudiese reducir la patología a eso y que
me recetaran una cura de sueño.
Me cansé y hoy abandono los auto reproches. Me cansé de
repetirme que es mejor no quererte. No te quiero y ya. Quiero usarte como
inspiración para estrenarme en kick boxing. Quiero darte las gracias porque
nunca sentí el desagrado a estos niveles. Quiero tacharte. Quiero descontarte
los minutos que te dediqué. Quiero cobrarte mis sonrisas auténticas. Quiero que
me devuelvas mi calma. Quiero que dejes de ser testimonio andante de que me
equivoqué.
Bravo porque lograste que experimentase el desprecio en un grado que era hasta ayer desconocido para mí. Te felicito. Abriste mis ojos
y guiaste el aterrizaje de emergencia, algo accidentado pero firme en tierra.
Ya sé que amarraré las ilusiones. Que dejaré de creer en las
miradas disfrazadas, de todos los que dicen ser sinceros.
No hay terreno para expectativas. No hay espacio para
supuestos. La vida es hoy. Y en el presente, ya no existes. Honores a quien logró que ignorase las advertencias de mi sexto sentido.
Ganaste. Abandono la competencia, más sorprendida y
desgastada que antes. Gracias por el viaje turbulento. Buenos días grises, se
saborean agrios y se sienten más fríos.
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