lunes, 16 de marzo de 2009

Se busca


¿Qué decir? ¿Qué NO hacer? ¿Cómo dejar pasar? ¿Cómo volver a ser lo que un día se fue? ¿Cómo comprender? Esos son los martirios por encima de todas las dudas que se encargan de inquietarme. Preguntas que se empeñan en tener respuestas, pero terminan siendo incomprendidas y desahuciadas. Luchan por no ser olvidadas y en su empeño logran aferrarse a mi mente, que trabaja más de lo que puede para seguir con las mismas interrogantes.

La inestabilidad es mi compañera de cuarto, es a ella a quien me aferro mientras emprendo el camino buscándome. Son tantas las flechas que quieren indicarme a dónde ir, que me confundo de ruta. Tantas las desviaciones que me he alejado de lo que soy.

Busco pistas que me ayuden a recuperar mi esencia, pero creo que no dejé ningún rastro porque sigo sin encontrar las señales que necesito. Termino por ser una de esas almas que deambulan con pasos que avanzan y retroceden. Todavía atrapo las miradas perdidas y las pego a mi vestido, para recordarme que ya dejé de ser vista o que tal vez, nunca me vieron.

La realidad pega tan duro que a veces es difícil sanar los moretones. Raspaduras que nos va haciendo el camino. Creo que el agua del río puede tener propiedades curativas, porque han sido tantas las caídas y aún no queda marca en mis rodillas.

Pegaré algunos volantes en las aceras y en los postes. Preguntaré a los vecinos si me han visto caminando con miradas perdidas de vestido. Agotaré todos los medios hasta que tú desistas y yo vuelva a ser quien era.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuando te encuentres sera el dia mas sabroso de tu vida