viernes, 20 de noviembre de 2009

Cansancio anti-gravedad


Las pupilas se esconden detrás de cada pestañeo pesado, al punto tal que ya no diviso mis ojos. Las acciones se congelan, las gotas de lluvia superaron la gravedad y se encuentran flotando en la nada. Allí, mientras traspaso el tiempo, me doy cuenta que nada se ha detenido. El ritmo es tan rápido que no me doy cuenta que me deja atrás.

Veo pantallas: letras, espacios, caracteres, letras, espacios, caracteres. Es lo que graba mi memoria visual entre las asignaciones, las noticias redactadas, las guías leídas y los trabajos de investigación. Las comidas son dietéticas, cada vez más comprimidas y en menores proporciones.

Un encierro, la soledad es el carcelero. Aunque no pida nada a cambio, me acribillan los dardos de esa sorpresa que te desgana. El tiempo para mí es indetenible pero nunca agotable. Quizás es que he sabido pelearle y manejarlo como goma elástica. Pero el tiempo que me dedican es un resorte, cada vez más corto, más retractable.

Los desvelos se alimentan de la fe en mi misma. Cuando esa confianza decide esconderse entre mis ojeras, me apoyo en la fe que otros tienen en mi. Bueno, cuando esos otros están. Cuando a esos otros no los ha secuestrado su día a su día, sus propios desvelos. Descansaré sabiendo que las horas no son suficientes. Despertaré sintiendo que nada ha cambiado, nada es diferente.

1 comentario:

Unknown dijo...

linda Andre me gusto muchio tu blog ya soy fan y todo! kiss