viernes, 6 de noviembre de 2009

Crónica de un retraso anunciado


5:15 y apenas bajando las escaleras desde el último piso. Mientras camino hacia la parada voy dejando el rastro de las preocupaciones del trabajo, voy cambiando la mente hacia el modo universidad.

Gente y más gente, carros parados y los choferes matando el tiempo mientras esperan poder seguir su rumbo. Pensamientos rápidos que me permiten decidirme: me voy caminando.

6:07, un lamento cristalino desciende sobre el rostro pálido. Cabello amarrado, franela blanca salpicada de las gotas de lluvia. Uñas vinotinto y los pies llenos del agua sucia de los charcos que se acumulan. Perfumada con el humo que se agrupa en las calles. Con fragancia de lágrimas, sudor y resignación.

Se me cayó la esperanza pero era muy tarde para regresar a recogerla. Así que, desesperanzada, seguí los pasos rápidos pensando que mi retraso se venía llegar desde el momento que cerré la puerta de vidrio de la oficina.

6:43, llegué a la escuela. Esperaba ver una cara conocida para derrumbarme en llanto apenas saludara. No hay nadie, no hay tiempo.

11:31, le envío un mensaje que sé que no responderá. No he dormido, no he tenido tiempo. Mientras corrijo las páginas del semanario recuerdo que debo apurarme para que esté impreso para mañana. Las implacables manecillas en mi contra.

No puedo conseguirme a mis amigos, no puedo sentarme a tomar un café. Duermo por pocas horas, no hay tiempo. No descanso, como mi almuerzo apurada (si es que almuerzo como debe ser), camino sabiendo que ya voy atrasada. No hay tiempo para vivir.

Ya no digo cómo me siento, ya me guardo las cosas que me pasan. Lo último que quiero es contagiarle la epidemia a alguien más. Creo que me quieren, pero no tengo tiempo para sentirme querida. Crueles, fríos y despreocupados, así son los minutos.

En cada parpadeo se me van los segundos, en cada pensamiento se me van las ganas. No he hablado, no hemos hablado. Escribo pero no tiene caso. Ya pasaron más instantes, ya no los podré recuperar. Dormiré menos, otro retraso anunciado. Me quejo, no mejoro, no hay tiempo...


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