domingo, 27 de enero de 2008

Sólo un café...


Sólo un café. Sólo el momento de ser reconocida. Sólo las risas. Sólo las anécdotas personales e increíbles. Sólo coincidencias, o mejor dicho sólo causalidades. Sólo unas horas. Sólo eso bastó.


A partir de los encuentros casuales, o no tan casuales, primero viene el sentimiento de felicidad, (sólo por unos instantes, porque no perdura tanto, si no, no sería tan emocionante). Luego, confusión y el remolino de preguntas. Por alguna extraña razón aparece siempre figurando el "cómo". "¿Cómo saber?" Lo más probable es que me haya identificado con aquella histórica canción de René y Renny, "Deshojo la margarita", "¿Cómo saber si mi talento para amarte es suficiente?, ¿cómo saber si no me das una señal para quererte?, ¿cómo saber si alguna estrella cae al mar, se apaga y muere?, ¿cómo saber si no me puedes responder si tú me quieres?"


Ciertamente, demasiadas preguntas hacen estos chicos. Pero como siempre pienso (inevitable es pensar para alguien como yo), que no son disparates lo que ellos plantean. Quizás hacen todas estas preguntas porque no pueden ser respondidas en un dos por tres. Quizás es para mostrar que las dudas siempre permanecerán allí. Quizás es que hay cosas que no podremos saber. Quizás es que es sólo una canción con acordes, melodía y letra.


Antes de perderme en las palabras, volveré a las reacciones que se derivan de los encuentros (casuales o no). Inevitablemente todo pasa sin saber, y al pestañear reaccionas: lo que empezó en un encuentro, ahora han sido 2 y 3. Vuelven las preguntas, los deseos de saber, ¿qué está pasando?, o más bien, ¿qué pasará?. Después de seguir el martirio de las incógnitas sin respuesta viene el miedo. Miedo a no estar segura, miedo a no saber, y aparece también el miedo a saber algo que no quiera conocer.


Incertidumbre, desespero, inseguridad. Tantas cosas que siembran y cosechan dudas y te dejan en este particular estado en el que parece que estás ausente, que viajaste a Marte y no has regresado aún. Pero sí hay antídoto, más bien, la solución es adictiva, te hace dependiente y se convierte en algo que quieres y deseas, ¿ya adivinaron?, muy simple: ¡OTRO ENCUENTRO!, para conocer lo que no he conocido, para jactarme de saber que ya conozco algo, para sentir que camino sobre las nubes y acostarme sabiendo cuál fue mi "momento mágico" del día.


Sólo un café. Sólo el momento de ser reconocida. Sólo las risas. Sólo las anécdotas personales e increíbles. Sólo coincidencias, o mejor dicho sólo causalidades. Sólo unas horas. Sólo eso bastó. Sólo eso...quizás ya estoy perdida, quizás ya no hay regreso. Pero masoquista al fin, me gusta estar aquí. =) Y todo con sólo un café.





3 comentarios:

Andreína dijo...

La magia de la cafeína! sí, sí! yo la descubrí muy joven! lástima, porque es algo dañino! hahahaha! Delicioso el café, deliciosos los momentos de flirteo juguetón y luego el posterior nerviosismo del futuro incierto! amiga, ya llegarán los días del amor correspondido! Te adoro más, besos
Andre

araya dijo...

damn! prueba con anfetaminas =)
escribes genial andre, tienes una increible manera de plasmar nuestras dudas mas hondas and I loveee it. keep on!

Helen Nakary dijo...

Mi andre primero que todo Hola como estas? me imagino que bien y espero que sea asi :) muy bueno tu relato corazon "Viajo a Marte y no regreso" que espero "OTRO ENCUENTRO" cierto me identifico con eso . Cuidate mucho kiss and hugs for you. Date un paseo por mi blog para que te entretengas un ratico jejejeje